El mapa estratégico debe describir, en forma clara y visual, la estrategia de la organización. Debe permitir comprender, de un solo vistazo, la estrategia de la empresa, incluidas las relaciones causa-efecto y las dependencias entre los objetivos.
Veamos un ejemplo de mapa estratégico (mapa publicado en la revista DATA.TI)
En primer lugar, para crear un mapa estratégico tenemos que identificar las perspectivas por la cuales queremos analizar el estado de nuestra empresa.
Cuatro de ellas ya las sabemos, pero quizás necesitemos añadir alguna más.
Seguidamente debemos definir los objetivos estratégicos y trazar la forma de conseguir con objetivos locales a cada perspectiva. La representación de estas relaciones causa-efecto será nuestro mapa estratégico. Si al acabar el mapa no tenemos ningún objetivo local en alguna de las dimensiones, veremos claramente que nuestra estrategia no esta equilibra, no esta “balanceada” como pretendemos con el BSC.
El mapa estratégico puede a su vez estar subdividido por líneas de actuación, como puede ser la de crecimiento, la de productividad o la de calidad.
Por último no debemos olvidar, que un mapa estratégico no es algo que se crea una vez y se arrincona, es algo dinámico, que debe reflejar la estrategia cambiante según las necesidades del entorno en el que nos movemos nosotros y nuestros competidores.
Por eso debe mantenerse periódicamente y mostrar de forma gráfica y clara (por ejemplo mediante el uso de colores) el estado de consecución de cada uno de los objetivos.
La importancia de los mapas estratégicos en el Balanced Scorecard es tanta que los mismo Kaplan y Norton, ya practicamente no hablan de otra cosa en los ultimos años, priorizándolo por encima del cuadro de mando y la representación de indicadores de la que hablaré en el próximo post.
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